Semillas de decepción
Va creciendo en tu interior,
te asfixia
ocupa tu mente en todo momento.
La idea lejana, invisible
va tomando fuerza,
aparece un día, un día cualquiera.
Te vuelve inseguro, vacío por dentro,
tu fuerza se agrieta,
se rompe el hechizo…
Semillas regadas con lluvia de llantos,
con noches de insomnio
con flashes lejanos,
semillas que crecen
y tejen sus ramas,
semillas que aguardan su sed de venganza.
Chicas de oro
Estamos de vuelta de casi todo
pero seguimos soñando despiertas,
vivimos la vida a tope
(sabemos que somos perfectas).
Nos reímos del mundo
hormonadas y abiertas,
con alcohol y pastillas
libramos batallas contra el miedo y la angustia.
Resurgimos más fuertes
cada vez que caemos,
somos chicas de oro
de corazón adolescente.
Una cuestión de edad
La vida no es una cuestión de edad
es una cuestión de tiempo:
el tiempo que has vivido
y el tiempo que te queda,
el tiempo invertido en soñar
en amar, en sonreír,
la suma de momentos importantes
emociones intensas y cosas cotidianas,
las horas compartidas con alguien que te importa,
la alegría, el dolor, la amistad,
decir hola y adiós
formar parte de algo
el principio o el fin de una historia.
La vida
va cambiando la edad de tu tiempo
Viernes
Una cigüeña cruza el cielo
corta el espacio con su aleteo,
vuela despacio, majestuosa…
Las nubes pasan
el viento mece levemente
las hojas secas del otoño.
Pasan las horas
el sol se pone,
reflejos blancos de luna llena
sombras de estrellas.
Ninguna imagen en tu retina
solo el silencio
La ausencia invisible
Te enfrentas a ella de repente
un día cualquiera.
Sientes el golpe implacable tan cerca,
los ecos de sueños rotos
el dolor, la incertidumbre.
La muerte aparece siempre
cuando menos lo esperas
te atenaza
espolea tu mundo perfecto
te deja inerme, amedrentado,
como vapor de agua
que se pierde en el aire,
fugaz, casi invisible
inevitable.
A contrarreloj
Comienza el día
(sueño)
de vuelta al trabajo
(estrés)
rutina diaria
(coches)
el tráfico denso
(luces)
las mismas personas
los mismos sonidos…
Sueñas que despiertas
y que el tiempo pasa
sueñas que eres libre,
que encuentras tu sitio
un día tras otro
minuto a minuto.
Y comienza el día
la eterna rutina
de luces y sombras
pasando, soñando
viviendo la vida
a contrarreloj.
Recuerdo estival
Me gusta recordar
las tardes de verano junto al mar
el sol sobre mi piel
la suave brisa del atardecer,
gaviotas cantarinas
jugando con las olas
olor punzante a sal
espuma blanca bañándome los pies.
La sierra de Oltra estática
espera silenciosa y roja al sol
le acunan las chicharras a lo lejos
los flamencos se esconden
y la luna refleja
los lomos plateados de los peces.
Luz blanquecina
mecida por las olas al ocaso,
noche estival.
Días de clase
Rumor latente de voces distantes
perfiles de casas recortando el cielo.
Desde la ventana, paisajes de otoño,
alguna cigüeña planea a lo lejos
buscando su nido
bandadas de patos se alejan
decorando el cielo.
En clase, el ruido rompe el silencio
risa adolescente buscando su sitio.
Otro día más, otro curso más,
desfile constante de mentes inquietas
horas robadas al sueño,
sueños latiendo en las hojas
perennes, caducas,
página en blanco, futuro,
verbos que escriben la vida
que pasa entre letras.
Canto al verano
Acaba el verano:
las largas tardes de estío
la nitidez del cielo,
reflejos dorados en el ocaso
buscando el rayo verde al atardecer,
la lluvia de estrellas regresa a la tierra,
atrapa tus sueños
desaparece junto a la brisa del mar.
Días de sol y luna:
horas robadas al tedio
al canto monocorde del invierno
Invisible
Nubes grises cubren el cielo:
oscuridad.
Día plomizo de incertidumbre
mil decepciones toman las riendas del inconsciente.
Desaparecer,
ser invisible para soñar,
para vivir de una forma diferente
sin barreras ni miedos,
descubrir los reflejos dorados al atardecer
vivir dentro del halo de un cometa,
mirar atrás o hacia delante
despertar otra vez.