Sueños cambiantes,
Sueños eternos
Imágenes oníricas,
Complicados esquemas
De vivencias absurdas
Que se mezclan y cruzan
De forma aleatoria
En tus noches tranquilas.
Venganza de Morfeo
Que así expresa su ira.
Se burla de la gente
Que todo lo interpreta.
Te deja incertidumbre,
Esperanza, extrañeza.
Sueños constantes
Albas perplejas.
El secreto de la felicidad
Se esconde en las pequeñas cosas:
Un rayo de luna en una noche oscura
Una puesta de sol, el café recién hecho,
El abrazo infantil de tus hijos al verte,
El roce sensual de tu mano en mi espalda.
Pequeños bocetos
Pequeñas palabras
Miradas, caricias
Espacios de calma.
Un rompecabezas de instantes eternos
Que van dibujando la vida que pasa.
Un día descubres tus rasgos en ellos
Tu misma mirada, tu sonrisa luego.
Apenas recuerdas las noches sin sueño
Y la adolescencia, discutir sin frenos.
Desde que nacieron vives para ellos
Les das tu cariño, tu amor, tu universo.
Si se hacen mayores, te cuesta creerlo
Pero les ayudas a elevar el vuelo.
Los hijos te cambian, completan tu mundo
Son un privilegio, un canto al futuro.
Alegría
Al sentir tu sonrisa caminando a mi lado
Alegría
Al compartir historias con un grupo de amigas,
Cuando ves a tus hijos descubriendo la vida
Alegría
Al volver del trabajo, al despuntar el día
Cuando cojo tus manos, cuando escucho tu risa
Alegría
Cada vez que descubro tu mirada en la mía.

Me viene a la memoria
El recuerdo lejano de aquel patio infantil,
Las doradas luciérnagas
De las cálidas noches de verano.
Aquellas mariposas de colores
Volando entre las lilas,
Los árboles frutales, los geranios,
El olor de las rosas.
Y mi abuela barriendo
Al son de alguna copla.
Escenas olvidadas de la infancia
Que vuelven y se instalan indolentes.
Retazos del pasado, murmullo
De libélulas que pueblan mi cabeza.
Lo vivido, la infancia,
Queda atrás, en el alma.

Por el oscuro espacio
Donde habitan los sueños
Viajaré esta noche,
Viajaré contigo.
En el eterno abrazo
Del adiós y el olvido
Te tenderé una mano,
Me fundiré contigo.
Te buscaré en el tiempo
De los días perdidos,
De las noches sin luna
Donde juega el destino.
Seré tu compañera
De viajes, y entonces,
Compartiré el silencio,
Lo escribiré contigo.

Que no eres eterno
Lo descubres muy pronto
Encajando uno a uno
Los golpes del destino,
Cuando pasa de largo
La muerte, en tu camino,
Con los seres queridos,
Los amigos, vecinos
Que sin piedad se lleva
Un día, sin aviso.
Y juega al escondite
Al borde del abismo
Donde habitan las sombras.
Te reta,
Te deja caminando
Por una línea difusa,
Intermitente,
Como absurdos vectores
En un plano irreal.
Te acompaña,
Negando el tiempo y el espacio,
Se camufla.
Y llega sin aviso
Un día, cualquier día
Disfrazada de llanto,
De tiempo,
Sueño eterno.
(Para Mayte, que como el ave Fénix renace de sus cenizas y extiende sus alas para volar libre )

Cuando el tiempo de amor se acaba
Y el crepúsculo llega al alba
Deshojamos mil girasoles
Esperando encontrar la calma.
Son las huellas que deja un beso
Cuando sientes que ya no hay nada,
Mariposas volando libres
De recuerdos, sobre sus alas.
El vacío ocupa el espacio
De los besos y los abrazos
Y los sueños se vuelven grises
Esperando sentir sus pasos.
Como el ave Fénix
Vuelves del pasado,
Renaces al mundo
Y vives, liberas tus lazos.

Apenas el recuerdo de un abrazo furtivo
Miradas transparentes que empañan la distancia,
El silencio profundo
El vacío, la nada.
El deseo inconsciente del pasado que escapa
Las sombras del futuro
Soledad en el alma.
Tu recuerdo perdura
Me acompaña, me abrasa.
Como espadas de fuego
Como el sol.
Dulce calma

Lo que no me atrevo a decirte
Se cuela por mis poros y me atrapa.
Lo que no me atrevo a decirte
Resuena en el silencio de mi almohada
Navega por mis lágrimas
Se aloja en un rincón junto a mi pecho.
Lo que no me atrevo a decirte
Me quema, me arrebata
Resurge día adía con el alba.
Se esconde entre las letras
Se transforma en palabras
En crípticos poemas
Para que tú los leas
Para seguir callada