20 razones para vivir



El sabor de tus labios
el sonido del viento
la brisa refrescante
del mar, sobre tu pelo.

Las flores del almendro
las jaras, los cantuesos
el olor de las lilas
los olivos, los sueños...

Bajo el azul del cielo
recortando horizontes
el contorno incansable
de las torres del tiempo.

Y sobre el mar, las olas
con tenue movimiento
de sal, agua y espuma,
de pie, sobre la arena.

La caricia del sol
un día, en primavera
tarta de chocolate
y té con hierbabuena.

Y como tres luceros
que alumbran las tinieblas
Elena, Laura y Jorge
son la razón primera.

Las cosas que importan


Las cosas importantes de la vida
las emociones que te hacen llorar,
reír, amar, sentir el universo
los momentos de euforia, los recuerdos...
Todo gira en el mismo sentido
cuando quitas el lastre del tiempo.
Lo importante parece tan simple
lo banal, tan distante. La alegría
de sentirse libre caminando al viento
despojado de cosas superfluas,
valorar en su justa medida
las ideas, los cambios, los sueños.
Las cosas que importan son las más sencillas
sin falsos laureles, sin trucos, sin ira.
Las cosas que importan a veces son pocas
pero son intensas, cercanas, sinceras.

Horizontes



Cuando la esperanza asoma
tímidamente a tu puerta
descubres el horizonte,
nuevas fronteras abiertas.

Las sonrisas y las flores
recuperan su belleza
las hazañas imposibles
resuenan en tu cabeza.

El sol alumbra tus pasos
la primavera anticipa
los colores en el campo.

Vuelan libres los recuerdos
los momentos del pasado,
el corazón se acelera
con el ruido de tus pasos.

Toledo



Estrechas callejas cruzan la Judería
las cadenas saludan en San Juan de los Reyes.
Olvidas las batallas de sangre y Alcázar
viendo correr el Tajo sobre la Degollada,
recuerdas las historias de acero toledano
las huestes sarracenas, las lanzas y los cuadros.
Por la Puerta Bisagra Santo Tomé te espera
con el conde de Orgaz , el Greco, las murallas.
La catedral se yergue, estática en el tiempo
junto a las sinagogas, vestigios olvidados
de cruce de culturas y sangre derramada.
Toledo: mazapán, Zocodover y espadas
esculpida en el tiempo, en presente y pasado.


Sueños de Prozac y niebla


Amanece en Madrid:
luces del Este, rayos de sol.
La felicidad es volátil
fugaz, casi evanescente
los sueños, inducidos.
La niebla se disipa con pastillas
de amor, alivio etéreo
del corazón helado,
armadura ficticia
en dosis controladas.
¿Cómo olvidar los días
de esplendor en la hierba
atrapada en el tiempo?
La imagen que te mira
a través del espejo
se confunde en la bruma.
En la calle, los rayos
de este gris sol de invierno
acompañan tu huida
hacia ti,
con monótono rumbo.

Llanuras de algodón


Bancos de niebla en el horizonte
sueños de escarcha
paisaje nevado entre la bruma
neblina invernal.
Llanuras de algodón
entre los árboles
bandadas de cigüeñas
montañas recortando temerosas
el paisaje de ciudad

Marea verde


Marea verde,
sueños compartidos
miles de voces contra la espada
del ostracismo.
Marea verde contra el ocaso
contra la lluvia
del despropósito,
aliento verde para el futuro
manos en alto
clamando al cielo,
miles de gritos
piden justicia.
Abre los ojos:
semillas verdes
germinan todo.

Nubes de tedio


La tierra deslucida
de los montes de Rivas
asoma a lo lejos.
Cruzan aviones el horizonte.
Entre el murmullo repiquetea
algún bolígrafo en el papel,
ruidos de clase
un día cualquiera.
Tras los cristales,
la tibia luz.
Largas mañanas
de frío invierno
nubes de tedio
en el cielo gris.

Bandadas de otoño


Marea ondulante sobre el cielo azul
aves que regresan buscando su sitio
vibrantes bandadas saludando al día.
sobre las lagunas, cruzando la bruma
planean ruidosas.
Paisajes de otoño de vuelta al trabajo
acordes de tedio bajo el horizonte
aves cantarinas, monótona danza
de nubes de asfalto.
Bandadas de otoño camino al trabajo.

Eventualidad


Nebulosa
emociones encubiertas
sincronismo diacrónico.
Eventualidad.
Destellos de ira,
momentos de calma,
vacío inconsciente
de sueños que acaban.
Planes enterrados
Junto a tu ventana
silencios forzados
que engañan al alba.